jueves, 28 de febrero de 2013

Don Carnal






Sin profundizar en comentarios sobre la etimología del término carnaval o los orígenes del mismo, ya sabemos que, justo antes de Doña Cuaresma, llega don Carnal, periodo en el que la parodia se traslada a las calles y las máscaras llenan todos los rincones. Alegoría del Libro de Buen Amor del afamado Arcipreste de Hita.

Este año hemos visitado el Carnaval de Cádiz, y bien que hemos vivido ese buen amor del que hablaba el arcipreste. El amor entendido como momento para compartir amabilidad y simpatía con los que te rodean.

La ciudad es todo un escenario en el que gaditanos y visitantes son sus protagonistas. Es una simbiosis perfecta entre el ingenio, el arte y la gracia. Se ven disfraces de todo tipo, y la música invade las calles. El barrio de la Viña, el Mentidero, la Plaza de San Francisco, en cualquier esquina se respira arte. Agrupaciones ilegales que se apostan por las esquinas y callejuelas de Cádiz, todas ellas divertidísimas y sin alardes técnicos, pero con una simpatía digna de las más altas escuelas. Si el hambre aparece, unos buenos bocatas o un cartucho de pescaíto frito.

La noche fue intensa y se hizo corta.

Las primeras luces del día asoman por la Caleta y en el camino de regreso, vamos cansados pero felices de haber pasado una noche sobre un escenario sin igual. Don Carnal se marcha hasta el próximo año. Pronto, el olor a incienso llenará las calles y la ciudad volverá a recuperar su ritmo habitual.

Fueron solo unas horas, pero lo pasamos… ¡genial!